El 18 de febrero, se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger, una fecha instaurada en 2007 para visibilizar y reivindicar los derechos de las personas con síndrome de Asperger o, lo que es lo mismo, con trastorno del espectro del autismo (TEA) sin discapacidad intelectual asociada ni dificultades en aspectos formales del lenguaje.
En una sociedad con una marcada inclinación a homogeneizar y a medir a los semejantes con los parámetros dominantes, no es de extrañar que las personas con Síndrome de Asperger sean consideras raras o con conductas desadaptadas, ya que presentan una manera distinta de pensar y relacionarse, y en muchos casos, esto puede llegar a provocar inquietud. Sin embargo, sus acciones nunca persiguen una finalidad perturbadora, muy por el contrario, como todos, necesitan ser respetados en su singularidad, aceptados y amados.
Entre sus características, teniendo mucho cuidado en no desatender que cada persona es única y particular, existen rasgos que pueden considerarse altamente positivos y otros en los que suelen presentar dificultades. En el primer grupo encontramos las capacidades relacionadas con la inteligencia dura, racional, unívoca, híper-lógica; en el segundo, aquellas vinculadas a la inteligencia blanda, emocional, con pluralidad de significados, que cobran mucha importancia a la hora de relacionarse e insertarse en todo tipo de entornos sociales.
Algunos aspectos distintivos del primer grupo, son la memoria (en muchos casos verdaderamente prodigiosa), el apego al detalle (capturando datos inasibles para otros observadores), la facilidad para la matemática, la tecnología, el pensamiento lógico, la estructuración, la focalización en un interés dominante, la concentración y perseverancia en ese interés.
En el segundo grupo, los puntos débiles vinculados a lo social, son los inconvenientes para percibir los aspectos no verbales del lenguaje, especialmente el lenguaje corporal y gestual, los códigos implícitos en la comunicación, la relación con el contexto, los cambios simultáneos y vertiginosos de las situaciones sociales, la tolerancia a la frustración, el aplazamiento y la espera. Suelen ser literales y presentan limitaciones para interpretar chistes y metáforas. Esta dificultad social viene acompañada de mucha ansiedad y a veces también de depresión. Las personas con Síndrome de Asperger tienen mucho interés en hacer verdaderos amigos, pero sus insistentes intentos fallidos provocan dolor y enojo, manifestando con frecuencia desbordes y reacciones explosivas que el entorno suele no interpretar.
Todos los aprendizajes sociales que las personas con un desarrollo típico realizan a lo largo del crecimiento de manera natural e implícita, los individuos con Síndrome de Asperger deben obtenerlos costosamente y de manera explícita. A la sociedad, en general, le cuesta mucho traducir en palabras este tipo de aprendizaje: estamos acostumbrados a enseñar historia, matemática, geografía, etc., pero no hay una pedagogía específica que enseñe las conductas esperadas en distintas situaciones sociales.
Otro aspecto es la falta de flexibilidad mental y comportamental, consistente en temáticas absorbentes, obsesiones y repetición de rituales.
Son notorias también las dificultades sensoriales y la sobrecarga de estímulos que impactan en el comportamiento. Asimismo, suelen estar presentes algunas dificultades motrices en la infancia, ya que esta maduración generalmente demora un poco más (se evidencia por ejemplo en atar cordones, abrochar botones, escribir sobre el renglón, etc.).
En el ambiente académico es usual referirse a la empatía cero positiva, lo que se traduce en una baja empatía (la capacidad de ponerse en el lugar del otro) pero sin maldad. Pensar que las personas con Síndrome de Asperger manejan voluntariamente su falta de empatía es una falacia, no tienen ninguna intención de dañar. Todo lo contrario, son altruistas y poseen altos valores humanos: detestan la injusticia, y promueven el compromiso social. La dificultad aparece en situaciones concretas en las que es necesario leer y jerarquizar muchas variables al mismo tiempo. De la misma manera es importante destacar que son leales, honestos, y aborrecen la mentira y la hipocresía.
En la actualidad en los países desarrollados y altamente competitivos, ciertas empresas generalmente tecnológicas, buscan perfiles compatibles con las personas con Síndrome de Asperger, por su facilidad para el pensamiento lógico, su alta concentración, y porque no requieren equipos para cumplir con su trabajo. Son convocados, además, porque encuentran conexiones ocultas, son muy perseverantes y se manejan con autonomía. Y si bien la competitividad y la presión desmedida no se encuentran entre sus fortalezas, son muy exigentes con la tarea que se les encomienda. En nuestro país, está comenzando a asomar un movimiento en igual sentido.
Hoy en día, con la revolución y el cambio de paradigma en torno a la discapacidad como modelo social, existen muchos interrogantes formulados por los mismos interesados. ¿Se es Asperger? ¿Se tiene Síndrome de Asperger? ¿Es realmente una discapacidad? Y si lo es, ¿qué tipo de discapacidad? ¿Somos todos en algún momento de la vida discapacitados? ¿Es una variación de la diversidad humana y de la riqueza inherente a la heterogeneidad? ¿Es necesario hacer terapias para corregir los defícits? ¿Las familias deben empoderarse para ayudar a la persona con Síndrome de Asperger a alcanzar los objetivos deseados? ¿Alcanza con promover un cambio en el entorno que apunte a la comprensión? Éstos son sólo algunos de los nuevos interrogantes que desde esta Asociación ponemos en común para ir construyendo colectivamente el conocimiento necesario para mejorar la realidad de nuestros seres queridos y al mismo tiempo, para mejorarnos a nosotros como personas, involucrándonos en ese cambio.
Fuente: Asociación Argentina Asperger y Confederación Autismo España